Los dividendos son una parte fundamental en las finanzas corporativas y su correcta contabilización es indispensable para reflejar adecuadamente la realidad económica de las empresas. En este artículo explicaremos de forma completa su definición, clasificación, proceso de registro contable, efectos en los estados financieros y diferencias entre los diversos tipos de dividendos en contabilidad, incluyendo casos prácticos y ejemplos.
¿Qué son los dividendos en contabilidad?
Los dividendos en contabilidad se definen como la parte del beneficio neto de una empresa que se reparte entre los accionistas o socios, generalmente en forma de efectivo. Es decir, son los pagos que reciben los propietarios de las acciones ordinarias u otros títulos de una compañía como retribución por su inversión en el capital social.
La importancia de los dividendos en las finanzas corporativas radica en que constituyen una señal de la capacidad de generación de flujos de la empresa y de la política de retribución a los accionistas. También influyen en las decisiones de inversión y financiación de las compañías, así como en el valor de mercado de sus acciones.
Definición de dividendos
Los dividendos son distribuciones de beneficios que realiza una sociedad anónima o compañía limitada a sus accionistas o socios respectivamente. Suelen repartirse en forma de efectivo, aunque también pueden distribuirse como acciones adicionales.
Representan el reparto entre los propietarios de una parte de los beneficios obtenidos en un determinado ejercicio económico, tras haber dotado las reservas legales y estatutarias, y haber compensado pérdidas de ejercicios anteriores si las hubiera.
Importancia de los dividendos en las finanzas corporativas
Los dividendos tienen una gran relevancia en las finanzas corporativas y la administración de empresas por varias razones:
- Son una señal sobre las perspectivas de beneficios y liquidez futura de la compañía. Mayor capacidad de repartir dividendos sugiere buenos resultados sostenibles en el tiempo.
- Influyen en las decisiones de inversión y valoración de las acciones por los mercados financieros, especialmente para aquellos accionistas orientados a los dividendos.
- Forman parte de la política de retribución a los accionistas, junto a la recompra de acciones propias y otras distribuciones. Deben alinearse con la estrategia global de la firma.
- Su evolución afecta a las decisiones de financiación corporativas entre capital propio y deuda.
- Están relacionados con señales psicológicas para los inversores sobre la salud financiera y las perspectivas de negocio de la empresa.
En definitiva, los dividendos tienen efectos financieros, estratégicos y psicológicos clave en las compañías.
Tipos de dividendos en contabilidad
En contabilidad existen principalmente cuatro tipos de dividendos: ordinarios, extraordinarios, a cuenta y complementarios. Cada uno tiene características y un tratamiento contable específico.
Dividendo Ordinario
El dividendo ordinario es la modalidad más común de retribución a los accionistas. Procede de una parte de los beneficios netos obtenidos por la sociedad en el ejercicio económico.
Se aprueba en la junta general ordinaria de accionistas, tras la aprobación de las cuentas anuales y dotación de reservas legales. Suelen pagarse con periodicidad establecida, normalmente de forma anual.
Su registro contable consiste en el reconocimiento de un pasivo con los accionistas al declararse el dividendo, que se cancela posteriormente al efectuarse el pago.
Dividendos extraordinarios
El dividendo extraordinario es el que procede de reservas de libre disposición, no de los beneficios del ejercicio en curso.
Se distribuye de forma excepcional cuando existe un remanente importante de reservas y la empresa decide retribuir a los accionistas con ellos, previo acuerdo en junta general.
Su registro contable implica una disposición de las reservas voluntarias de la sociedad, sin necesidad de dotar previamente una provisión ni esperar al cierre del ejercicio.
Dividendo a cuenta
El dividendo a cuenta es un anticipo de la distribución de beneficios que realiza la empresa a lo largo del ejercicio económico, antes de que este finalice y se aprueben las cuentas anuales.
Se reparte cuando el desarrollo de la actividad ordinaria genera beneficios suficientes para cubrirlo, lo que permite retribuir a los accionistas sin esperar al cierre. Debe contabilizarse como un pasivo a pagar a los socios.
Posteriormente, tras la aprobación de cuentas anuales, deberá acordarse un dividendo complementario para ajustar el total distribuido a lo que permite el beneficio obtenido en el ejercicio.
Dividendo complementario
El dividendo complementario se distribuye para completar el importe total de los dividendos a cuenta repartidos previamente, ajustándolo a la cifra de beneficios obtenidos en el ejercicio según las cuentas anuales.
Es decir, se paga adicionalmente para cubrir la diferencia entre los dividendos a cuenta pagados en el año y el beneficio neto final que permite repartir dividendos ordinarios.
Su registro contable consiste también en el reconocimiento de una deuda con los accionistas al declararlo, que se cancelará posteriormente al efectuar su pago.
Proceso contable de los dividendos
El proceso de contabilización de los dividendos consta de varias etapas, desde su aprobación y registro de la provisión, hasta la distribución efectiva del pago y sus implicaciones fiscales.
La primera fase es el reconocimiento de los dividendos a pagar tras su aprobación por la junta de accionistas. Esto implica registrarlos contablemente como un pasivo de la empresa con sus propietarios.
Posteriormente, se procede al pago efectivo de dichos dividendos acordados, mediante transferencia bancaria habitualmente. Este pago supone cancelar el pasivo anteriormente registrado.
Por último, es necesario considerar el tratamiento fiscal, con la práctica de retenciones e ingresos a cuenta sobre los importes brutos distribuidos. Veamos más en detalle cada etapa:
Registro de dividendos a pagar
El registro contable de los dividendos comienza en el momento de su aprobación por la Junta General de accionistas, cuando nace la obligación para la sociedad.
Se debe reconocer un pasivo por el importe bruto aprobado, mediante un cargo en la cuenta de Pérdidas y Ganancias de la empresa y un abono simultáneo en la cuenta de “Dividendos a pagar” del Pasivo corriente del Balance.
Pago y distribución de dividendos
El pago efectivo de los dividendos previamente acordados supone su distribución mediante transferencia bancaria, cheque o efectivo.
Esto implica contabilizar el cargo en la cuenta de “Dividendos a pagar” y el abono en cuentas de Tesorería o Bancos, cancelando así el pasivo inicialmente registrado.
También debe considerarse la retención fiscal y su ingreso en Hacienda, que veremos en el siguiente punto.
Tratamiento de retenciones y obligaciones tributarias
Los dividendos distribuidos están sujetos a retención fiscal en España, actualmente del 19% sobre el importe íntegro. Esta retención se ingresa en Hacienda a cuenta del IRPF del perceptor.
Contablemente se registra la retención aplicando un cargo en la cuenta de “Hacienda Pública, acreedora por retenciones practicadas” y un abono simultáneo en la cuenta de “Dividendos a pagar”. Posteriormente se realiza el pago efectivo del ingreso a cuenta.
Además la empresa debe informar anualmente a Hacienda sobre los dividendos pagados en el modelo informativo 190. Y los accionistas deben incluirlos en su declaración de la renta.
Casos prácticos de contabilización de dividendos
Los casos prácticos son una buena forma de afianzar los conceptos teóricos vistos sobre contabilización de dividendos. Analicemos a continuación unos ejemplos del registro contable de los dos principales tipos de dividendos, ordinarios y extraordinarios, para luego comparar sus diferencias.
Tanto en el caso de dividendos ordinarios como extraordinarios, el primer paso es siempre reconocer contablemente la obligación de pago con los accionistas en el momento que se aprueban. Sin embargo, la naturaleza de las cuentas de cargo y abono difiere en cada caso.
Ejemplo de contabilización de dividendo ordinario
Supongamos que la Junta General de Accionistas de la sociedad Beta S.A. acuerda repartir un dividendo ordinario por importe de 300.000 euros con cargo a los resultados del presente ejercicio.
La contabilización sería:
Cuenta | Debe | Haber |
Pérdidas y ganancias | 300.000 | |
Dividendos a pagar | 300.000 |
Registramos un gasto en la cuenta de resultados del ejercicio, reduciendo así el beneficio neto final en esa cuantía destinada a dividendos. Y simultáneamente reflejamos la obligación de pago con los accionistas.
Ejemplo de contabilización de dividendo extraordinario
Ahora supongamos que Alfa S.A. reparte un dividendo extraordinario por 500.000 € con cargo a reservas voluntarias de libre disposición.
En este caso se contabilizaría de la siguiente manera:
Cuenta | Debe | Haber |
Reservas voluntarias | 500.000 | |
Dividendos a pagar | 500.000 |
La cuenta de cargo sería la reserva voluntaria correspondiente, sin afectar a la cuenta de pérdidas y ganancias del ejercicio en curso. El resto del registro es equivalente.
Diferencias en el registro contable según el tipo de dividendo
Las principales diferencias entre el registro de dividendos ordinarios y extraordinarios son:
- Los ordinarios se cargan a la cuenta de Pérdidas y Ganancias, rebajando el beneficio. Los extraordinarios proceden de reservas de libre disposición previamente dotadas.
- Los dividendos ordinarios se distribuyen tras aprobar las cuentas anuales y conocer el beneficio neto. Los extraordinarios pueden acordarse en cualquier momento con cargo a reservas.
- Los ordinarios suelen tener carácter periódico y estable. Los extraordinarios son ocasionales y fruto de una decisión excepcional de la compañía.
En ambos casos se abona la cuenta de Dividendos a pagar, reflejando la obligación con los accionistas. Y posteriormente se cancela esta cuenta al efectuar el pago efectivo de los mismos.
Preguntas frecuentes sobre dividendos en contabilidad
Los dividendos tienen implicaciones importantes en las cuentas anuales de las empresas, así como en aspectos estratégicos y en la cotización de sus acciones. Analicemos algunas cuestiones frecuentes al respecto:
¿Cómo afectan los dividendos a los estados financieros?
Los dividendos reducen el beneficio neto y el patrimonio neto de la sociedad. Los ordinarios minoran los resultados del ejercicio. Los extraordinarios disminuyen las reservas de libre disposición.
Además, generan un pasivo a corto plazo al registrar los dividendos a pagar. Por tanto, afectan a la cuenta de pérdidas y ganancias, el balance y el estado de cambios en el patrimonio neto.
¿Qué sucede con los dividendos no cobrados?
Si tras una distribución de dividendos alguno no es cobrado por los accionistas, no se puede dar otra finalidad a ese importe. Se mantiene registrado en una cuenta de pasivo hasta su posterior reclamación o hasta que legalmente prescriba.
¿Cómo afectan los dividendos al valor de la acción?
Los dividendos suelen impactar positivamente en la cotización de la acción a corto plazo, haciéndolas más atractivas para los inversores. Sin embargo, al reducir los beneficios retenidos también se limita el potencial de crecimiento futuro.
Diferencias entre dividendos declarados y pagados
Los dividendos se declaran en el momento de su aprobación en Junta de Accionistas. Se registran entonces como dividendos a pagar, aunque su desembolso efectivo puede ser posterior. Los dividendos pagados son los que ya han sido distribuidos mediante transferencia bancaria.
Políticas de dividendos y decisiones estratégicas
La política de dividendos forma parte de las decisiones estratégicas sobre financiación y crecimiento de las empresas. Una proporción alta de beneficios distribuidos implica menor autofinanciación, pero mayor atractivo bursátil. Las compañías deben equilibrar adecuadamente estos factores.
Conclusión
La contabilización de los dividendos resulta clave en las finanzas corporativas, por su impacto en los estados financieros y en las decisiones estratégicas de las compañías. Como hemos visto, existen diversos tipos de dividendos con implicaciones diferentes.
Los dividendos ordinarios proceden de los beneficios del ejercicio y reducen por tanto la cuenta de resultados y el patrimonio neto. Los extraordinarios minoran las reservas de libre disposición. En todos los casos se registra un pasivo con los accionistas al declarar su distribución. Más adelante se cancela tras efectuar los pagos correspondientes.
La política de dividendos debe equilibrar adecuadamente el atractivo bursátil que suponen para los inversores y la capacidad de autofinanciación con beneficios retenidos, que permite acometer nuevos proyectos de crecimiento. Se trata por tanto de una decisión estratégica con repercusiones financieras y contables relevantes.
En conclusión, la contabilidad y finanzas están estrechamente vinculadas en el ámbito de los dividendos, requiriendo una visión integral para gestionarlos de forma óptima en interés de los accionistas y asegurando la sostenibilidad empresarial.