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Finanzas ambientales: La nueva era de los negocios responsables

finanzas ambientales

Las finanzas ambientales son un concepto relativamente nuevo que está transformando rápidamente el panorama empresarial global en pro de la sostenibilidad. Consisten en la incorporación de criterios ambientales en las decisiones y procesos de inversión, con el doble objetivo de obtener rentabilidad y mitigar riesgos derivados del cambio climático.

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Definición de las finanzas ambientales

Las finanzas ambientales hacen referencia a un sistema financiero enfocado en promover inversiones sostenibles mediante la incorporación de aspectos sociales y ambientales, además de los tradicionales criterios económicos, en el análisis de oportunidades, riesgos y desempeño de los activos.

En otras palabras, las finanzas ambientales buscan alinear las prácticas del sistema financiero global, como la banca, los seguros y el mercado de valores, con los desafíos que plantea la crisis climática, la escasez de recursos y la pérdida acelerada de biodiversidad.

Se basan en 3 pilares fundamentales:

  • Evaluación de riesgos: analizar los posibles impactos financieros derivados del cambio climático y otros daños ambientales sobre una empresa, activo o cartera de inversión en particular.
  • Alineación de inversiones: redireccionar los flujos de capital hacia activos y proyectos que contribuyan a la sostenibilidad, como energías renovables, eficiencia energética, conservación ambiental, etc.
  • Participación activa: influir en las prácticas y estrategias de las empresas e instituciones financieras para una transición efectiva hacia modelos de negocio más sostenibles.

Impuestos de las finanzas ambientales

Los principales impuestos asociados al ámbito de las finanzas ambientales incluyen:

  • Impuestos sobre el carbono: gravan las emisiones de gases de efecto invernadero con el fin de encarecer las actividades contaminantes e incentivar alternativas bajas en carbono. Pueden aplicarse sobre la producción directa de carbono o sobre el consumo de combustibles fósiles.
  • Impuestos sobre productos y servicios: aplicados a bienes y servicios con externalidades ambientales negativas durante su ciclo de vida. Algunos ejemplos son impuestos a pesticidas, bolsas de plástico o productos electrónicos que dificultan el reciclaje.
  • Subsidios e incentivos fiscales: se conceden para promover behaviors ambientalmente positivos como la compra de vehículos eléctricos, la rehabilitación energética de edificios y viviendas o la inversión empresarial en I+D+i en tecnologías limpias.
  • Exenciones y deducciones: reducen la carga fiscal de actividades ecológicamente beneficiosas mediante ventajas como una menor tributación de los rendimientos de fondos de inversión ambientales o deducciones en el impuesto de sociedades por ciertos gastos de conservación ambiental.

Beneficios de incorporar prácticas de finanzas ambientales

Adoptar criterios de finanzas ambientales en una empresa o entidad financiera puede reportar múltiples beneficios:

  • Identificar riesgos derivados del cambio climático y prepararse para una economía baja en carbono.
  • Aumentar la competitividad mediante mejoras en eficiencia de recursos, ahorros en energía y materias primas e innovación en productos y servicios sostenibles.
  • Atraer inversiones de fondos socialmente responsables, cada vez más numerosos e influyentes.
  • Reforzar la reputación ante clientes, empleados y resto de grupos de interés, que valoran positivamente el compromiso ambiental.
  • Contribuir a los ODS y a la agenda global de desarrollo sostenible, lo que también fortalece la licencia social para operar.

En definitiva, las finanzas ambientales ya no son una opción sino una necesidad para gestionar los riesgos del nuevo contexto climático y ambiental, al tiempo que se abren nuevas oportunidades de negocio basadas en modelos más regenerativos.

¿Cómo evaluar el rendimiento financiero de inversiones con enfoque ambiental?

Existen diversas métricas y herramientas para evaluar la rentabilidad y desempeño financiero de inversiones ecológicamente sostenibles:

  • Retorno de la inversión (ROI): al igual que con activos convencionales, se calcula comparando los flujos de caja y beneficios generados respecto al capital invertido inicialmente.
  • Cálculo de externalidades: contabiliza impactos ambientales y sociales positivos que no tienen un valor monetario directo, como las emisiones evitadas o los empleos verdes creados.
  • Análisis de materialidad: identifica qué aspectos ASG (ambientales, sociales y de gobernanza) tienen mayor relevancia e implicaciones financieras para un sector o empresa en concreto.
  • Huella de carbono: mide las emisiones totales directas e indirectas de gases de efecto invernadero, permitiendo monitorizar la intensidad en carbono de una cartera de inversión.
  • Certificaciones verdes: la obtención de sellos como B Corporation ayuda a verificar el compromiso ambiental y la gestión sostenible de una compañía, atributo cada vez más valorado en los mercados financieros.

Tendencias en el mercado de finanzas ambientales en la actualidad

Algunas de las principales tendencias actuales en el ámbito de las finanzas sostenibles son:

  • Crecimiento exponencial de inversiones ASG (ambientales, sociales y de buen gobierno): para 2025 se espera que representen más del 50% del total de activos gestionados a nivel global.
  • Expansión de los bonos verdes, sociales y sostenibles: su emisión superó los $1 billón en 2021 y se proyecta un incremento anual del 20% en los próximos 5 años.
  • Desarrollo de taxonomías verdes por reguladores como la UE para clasificar actividades económicas como ambientalmente sostenibles y facilitar la inversión en estas áreas.
  • Adopción masiva de compromisos de descarbonización de carteras e inversión neta cero por bancos e inversores institucionales de cara a 2030/2050.
  • Digitalización e innovaciones fintech para integrar criterios ASG en evaluación de riesgos, asignación de activos y selección de inversiones mediante big data e inteligencia artificial.

¿Cómo afectan las finanzas ambientales a la gestión de riesgos empresariales?

Incorporar análisis de materialidad ASG y evaluaciones climáticas como estrés hídrico, de transición energética u obsolescencia tecnológica permite a las empresas:

  • Anticipar nuevos riesgos financieros derivados de shocks ambientales y cambios en políticas climáticas o patrones de consumo hacia modelos bajos en carbono.
  • Priorizar acciones de adaptación y mitigación en aquellas áreas de mayor impacto potencial según su sector y ubicación geográfica.
  • Evitar costes y amenazas para sus operaciones, bienes y personal ante eventos meteorológicos extremos cuya frecuencia e intensidad aumenta con el calentamiento global.
  • Identificar futuras fuentes de ingresos en mercados emergentes verdes y estar mejor posicionado respecto a competidores en la transición hacia una economía sostenible.

Indicadores de desempeño utilizados en la evaluación de proyectos de finanzas ambientales

  • Huella/intensidad de carbono.
  • Emisiones evitadas de GEI.
  • Reducción en el consumo de recursos como agua y energía.
  • Porcentaje de materiales reciclados/reutilizados.
  • Superficie de áreas protegidas o restauradas.
  • Especies amenazadas conservadas.
  • Empleos verdes creados.
  • Beneficiarios de programas de inclusión social y financiera.
  • Cumplimiento de estándares ASG en la cadena de suministro.
  • Contribución a ODS prioritarios.

¿Cómo se alinean las finanzas ambientales con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas?

Las finanzas sostenibles están íntimamente vinculadas a la Agenda 2030 y la consecución de los ODS, especialmente en objetivos como:

  • ODS 7 Energía asequible y no contaminante: mediante la financiación e inversión en eficiencia energética, renovables y tecnologías limpias.
  • ODS 13 Acción por el clima: incorporando análisis de riesgos climáticos en la toma de decisiones financieras y redireccionando capitales hacia actividades bajas en carbono.
  • ODS 15 Vida de ecosistemas terrestres: con productos financieros específicos para actividades que promuevan la conservación ambiental y la biodiversidad.

El sector financiero también tiene un papel fundamental para movilizar los billones de dólares necesarios cada año de capital privado que permitan cerrar la brecha de financiación de los ODS en países en desarrollo.

Recursos para empresas que buscan implementar estrategias de finanzas ambientales

Algunos recursos útiles son:

  • Principios de Banca Responsable de la UNEP FI para integrar sostenibilidad en modelo de negocio financiero.
  • Guías sectoriales de SASB para identificar métricas ASG materiales.
  • Estándares GRI y CDSB para reportar desempeño ambiental y climático.
  • Metodología PCAF de contabilidad de emisiones financiadas.
  • Certificaciones como B Corp o Empresa B para verificar compromiso ambiental en gestión empresarial.
  • Plataformas de datos ASG como Bloomberg o Refinitiv para análisis financieros climáticos.

Además, existen programas formativos específicos como los que imparte el Cambridge Institute for Sustainability Leadership (CISL) o la Global Association of Risk Management Professionals (GARP) para adquirir conocimientos actualizados en esta materia.

Conclusión

Las finanzas ambientales o eco sostenibles se posicionan como un nuevo paradigma financiero en el marco de la emergencia climática actual y la necesaria transición hacia una economía baja en carbono y ambientalmente responsable. Como hemos visto, contabilidad y finanzas tienen la obligación y la oportunidad de liderar esta transformación incorporando adecuadamente los riesgos y externalidades ambientales en sus modelos y prácticas en pro de la sostenibilidad.

El desarrollo de taxonomías verdes, la creciente demanda de inversiones ASG y la adopción de compromisos Net Zero por parte de bancos centrales e inversores institucionales indican que este cambio de rumbo es imparable. Las empresas que gestionen estas variables de manera proactiva mejorarán su resiliencia, atractivo para el capital y ventajas competitivas en la nueva economía que ya se está materializando.

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